lunes, 8 de abril de 2013

CERTIFICACIÓN ENERGÉTICA. EXPECTATIVAS Y REALIDAD.

Parece que, por fin, el Consejo de Ministros se dignó a dar salida a unos documentos que hacia varios meses que tenían preparados y que, por algún motivo oscuro, no lo habían hecho todavía.

El Real Decreto que trasponía una disposición europea y que debía servir, básicamente, para consumir menos energía  a nuestro gobierno no le interesaba demasiado que viera la luz. Muchos técnicos de la edificación lo estábamos esperando desde hace casi un año, durante los últimos meses de 2012 se esperaba de forma inminente y desde enero estábamos atentos cada viernes a la rueda de prensa del gobierno después del consejo de ministros.

Ya está, ya lo han hecho y, sorprendentemente sin demasiadas sorpresas respecto a las expectativas creadas. Eso sí, se lo han hecho venir bien, para poderlo vender como una buena propuesta al ciudadano ya que conjuntamente han aprobado una modificación del Reglamento de Instalaciones Térmicas en Edificios (RITE), un proyecto de ley para la rehabilitación y regeneración urbanística y el nuevo plan estatal de la vivienda 2013-2016. Ninguna de las tres propuestas pintan mal leyendo sólo el titulo, cuando estén en marcha habrá que ver si sirven de algo; porque leyes para promover la rehabilitación energética sin asignación económica en presupuestos generales son brindis al sol.

De todas formas, a lo que vamos. La certificación energética de los edificios existentes ya es una realidad, al menos sobre el papel. Cualquier vivienda o local que se quiera alquilar o vender a partir del 1 de Junio de 2013, deberá disponer de un certificado que lo califique energéticamente. Esto es una etiqueta, como la que traen las neveras, que estarán clasificadas de la G a la A en función si consumen más o menos energía. Esto es la teoría, pero ¿que pasará realmente?.



Lo primero que tenemos que valorar es que estamos viviendo la época de más baja venta de pisos que se conoce desde que salimos de las cavernas, y que sólo los pisos que se vendan o alquilen tendrán que tener el certificado energético  no los que estén a la venta (habrá que ver como lo resuelve cuando se publique el RD en el BOE), lo que quiere decir que se realizaran certificados energeticos sobre pisos ya vendidos y que este será un requisito para poder venderlo; lo que hará pensar a cualquier ciudadano que está pagando un impuesto más sin llegar a entender que es lo que está haciendo al calificar energeticamente su vivienda. Otra historia son los alquileres, que a ojos de la administración, sólo están alquilados los pisos que tienen su contrato registrado, con lo que a estos se lo hemos puesto más fácil para que se salten la ley. Si te quieres ahorrar la certificación energética del piso que quieres alquilar, sólo tienes que hacer un contrato privado y no registrarlo.

Mucho me temo que la mayoría de ciudadanos que puedan verse obligados a encargar una certificación energética  lo harán convencidos que están pagando una tasa que sólo servirá para pagar a un técnico (arquitecto, ingeniero o arquitecto técnico)  que lo está pasando muy mal con la crisis, y que encima es uno de los culpables de la creación de la burbuja inmobiliaria y responsable de la crisis que vivimos.

Por parte de la administración hará falta mucha pedagogía  No la han hecho hasta ahora con nada, así que no podemos esperarla para esto tampoco. El único ejercicio de pedagogia lo tendremos que hacer los técnicos que creamos que con este tipo de acciones vamos en el buen camino hacia la eficiencia energética.

Siento ser un aguafiestas, pero me temo que al final se acabaran cobrando 40 € por certificación (un trabajo de 5 h como mínimo) los que tengan suerte de hacerlas, y el resto seguiremos pensando que haran falta muchos años hasta que, a todos los actores del proceso constructivo, se nos trate como a un colectivo profesional serio, en lugar de ser los sospechosos habituales de las especulaciones, prevendas, alteración de precios, y amasadores de dinero sin escrúpulos.

De todas maneras, y que no quepa la más mínima duda, deseo con toda mi alma estar equivocado.





3 comentarios:

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  2. Manu: aunque tu artículo sea bastante pesimista, no deja de tener por ello su poso de realidad. Son muchos los que se quieren subir al carro de la certificación energética, la mayoría sin haber tenido nunca un contacto real con el mercado inmobiliario y sus agentes. Por eso me hacen gracia algunas cifras que se están manejando sobre el precio del certificado energético, y la vez me preocupa además que muchos de esos profesionales nunca hayan tenido contacto con el sector del ahorro de energía y eficiencia energética. Desde hace meses aviso en mi blog sobre certificación energética (te invito a consultarlo) que hay algunas cosas que se están haciendo mal. Para mi, el mayor error es lanzarse a ofertar el certificado a todo el mundo cuando ni siguiera existe un mercado real (conozco inmobiliarias con ofertas desde hace año y medio) y además equivocándose en el concepto clave en cualquier mercado, que es definir bien el agente principal, aquel que facilita las cosas. De nada va a servir insistirles a los propietarios, pues es muy fácil evitar el cumplimiento de la norma. El propietario no saca prácticamente ninguna ventaja (o poca si tiene la suerte de que su inmueble se certifique con alta calificación), solo aumenta costes. Mientras que el realmente favorecido es el futuro comprador o inquilino, que puede obtener un suculento beneficio si tiene en cuenta la información que le proporciona el certificado energético. A ese colectivo tenemos que dirigir los técnicos nuestros esfuerzos: menos presupuestos a inmobiliarias y propietarios y más campañas de concienciación al ciudadano para que, cuando alguien vaya a comprar o alquilar una vivienda, sea él mismo quien le demande el certificado al propietario, y de ese modo se "popularice" su implantación. No es momento de acciones comerciales sino de acciones de marketing dirigidas a concienciar a la ciudadanía.

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    1. José Javier, creo que tienes toda la razón. precisamente a lo que tú llamas marketing yo le llamo pedagogía, que me parece una palabra más amable.
      No pretendo ser pesimista, sólo queria llamar la atención para que muchos técnicos, que como tú dices no sabrian definir "puente térmico", van a estar dispuestos a hacer este trabajo por 4 duros. Y no hablemos de los despachos de arquitectura e ingeniería medianitos que pueden tener un becario a full time ocupados en esto. Esperemos que impere el sentido común. Ahora mismo me paseo por tu blog. Gracias

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